Terminada la estadía de 4 semanas en Vichy el grupo de profesores chilenos se dirige a París. Aquí me separo del grupo por dos días y viajo solo hasta Rouen, una ciudad portuaria a orillas del rio Sena y capital de la bella Normandía, en el norte de Francia, donde en 1431, una doncella llamada Juana de Arco, fue condenada a morir quemada en la hoguera en la Plaza del Antiguo Mercado y es considerada hoy una heroína y una Santa, en su lucha por liberar a Francia de la dominación inglesa durante la llamada Guerra de los Cien Años. Aquí, en menos de dos horas me encontraré con mi gran amigo de infancia y de adolescencia, de cantos, copas y guitarreos, mi amigo Bernardo. Con él recorro la ciudad conociendo sus bellas iglesias góticas, sus casas medievales y paseos peatonales. En largas conversaciones junto a un café, Bernardo me cuenta su travesía por el viejo mundo desde que salió de Chile y de su estadía en Grecia, lo que me sirvió para aprender un poco de griego y que me servirá para cuando visite ese país. Me despido con un fuerte abrazo y regreso a París a encontrarme con mi grupo para proseguir viaje a Londres. Dos días pasaron volando y prometí volver a Rouen antes de regresar a Chile.
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Buen reencuentro
ResponderBorrarSiempre es agradable reencontrarse con
ResponderBorraramigos, más todavía en otro país.
Sin duda. Una gran alegría.
ResponderBorrarUno lleva el país a quien está lejos
de su terruño.
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