Fue hace mucho tiempo, o fue ayer. Sólo recuerdo que caminaba a pequeños pasitos y afirmándose de la muralla quería pasar al comedor. De pronto, se alejó de ella y dando pasos cada vez más rápidos, se lanzó a los brazos de su padre y de su madre que felices de saber que su hijo ya empezaba a caminar solito, lo abrazaban mientras expresaban su alegría con risa y llanto.Ahora con pasos más firmes y seguros, tomó su ropa y sus bolsos, se despidió de sus hermanos, un eterno abrazo a su madre y a su padre y subió al auto que lo llevaría a su nueva casa: su departamento de soltero.
Otra vez alegría y llanto, pero felices de verlo caminar nuevamente solo.
Caminar seis cuadras cada día, del metro al lugar de trabajo, da pié para grandes estudios como el que hice esta mañana. Caminaba tranquilamente teniendo a mi izquierda el muro de los edificios y a mi derecha, la calle. Personas apresuradas caminaban en dirección contraria por lo que decidí enfrentarme a ellas y ponerme a caminar por el centro de la vereda, pero directamente a su encuentro de modo que se vieran forzadas a esquivarme.