Viajar en bus abre el apetito. Recuerdo en más de una ocasión haber acompañando a alumnas en un corto viaje a Valparaíso y ya, antes del túnel Lo prado, haberlas visto vaciar y devorar el cocaví que debía durar todo el viaje. Algo así me sucedió en este viaje al sur sólo que, como íbamos bien provistos de sandwiches, cereales y frutas, no hubo necesidad de bajar a comprar nada en los terminales en los que el bus se detenía a dejar y/o a recoger pasajeros..... salvo la anécdota del té y café. Uno supone que en los terminales de buses los stands están preparados para atender con rápidez y eficiencia a esa marea humana que baja de los buses a devorar todo lo que sea posible comprar y que espera ser atendido rápidamente pues supone que tienen todo listo: sandwiches, galletas, diarios, bebidas, té, café, y dulces varios. Craso error. No al menos en este terminal sureño en que cinco muchachas conversaban animadamente entre ellas y sólo atendía la chica de la caja que despues de recibir el dinero, entregaba ella mismo lo comprado al feliz pasajero que partía raudo a subirse al bus. ¿Qué hacian las otras 5 muchachas? Pues ..., conversar entre ellas!. Despues de minutos de larga espera, llega mi turno y antes que el bus se pusiera nuevamente en marcha, rápidamente hice mi pedido : un té y un café, por favor. La muchacha me mira, luego calmadamente mira hacia atrás y me dice : "Va a tener que esperar que hierva el agua ..." Antes que el bus cierre sus puertas ya estoy arriba murmurando un : ¡Dios te guarde!
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domingo, 27 de marzo de 2011
martes, 15 de marzo de 2011
Viaje al sur (1)
Viajar al sur, de Santiago hasta Temuco, observando el paisaje desde la panorámica que da el segundo piso del bus, permite que el largo trayecto de 9 horas, sea realmente cómodo y muy agradable. Partimos a las nueve de la mañana, aunque con algunos minutos de retraso y provistos del cocaví necesario para amenizar el viaje. Cámara en mano, estuve dispuesto a capturar las bellezas que iría encontrando al pasar por distintas regiones hasta llegar a la capital de la Araucanía.
La señalética caminera nos indicaba las distintas ciudades, pueblos y villorrios por las que íbamos pasando, sólo que hubo algunos pueblos que se repetían, se repetían o que despues de anunciados, desaparecían como por encanto y nunca los ví.
La señalética caminera nos indicaba las distintas ciudades, pueblos y villorrios por las que íbamos pasando, sólo que hubo algunos pueblos que se repetían, se repetían o que despues de anunciados, desaparecían como por encanto y nunca los ví.
Les dejo algunos avisos camineros engañosos : Retorno (¿ quíen vivirá en Retorno? y casi siempre a 2 kms.) - Salida (nunca supe a cuantos kms pues siempre había sólo una flecha) - Reduzca Velocidad y Mote con Huesillos, me sonaban raros, ¿no? - Curva Peligrosa y el famoso Peligro, siempre eran profusamente anunciados : a 500 mts, a 300 mts, a 100 mts.... y a pesar de la larga espera nunca encontré el tan esperado aviso ."Bienvenido a Peligro". Parece que tanto mirar por la ventana afectó mis sentidos. Lo siento....., pero igual fue un bonito viaje.
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