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domingo, 27 de marzo de 2011

Viaje al sur (2)

Viajar en bus abre el apetito. Recuerdo en más de una ocasión haber acompañando a alumnas en un corto viaje a Valparaíso y ya, antes del túnel Lo prado, haberlas visto vaciar y devorar el cocaví que debía durar todo el viaje. Algo así me sucedió en este viaje al sur sólo que, como íbamos bien provistos de sandwiches, cereales y frutas, no hubo necesidad de bajar a comprar nada en los terminales en los que el bus se detenía a dejar y/o a recoger pasajeros..... salvo la anécdota del té y café. Uno supone que en los terminales de buses los stands están preparados para atender con rápidez y eficiencia a esa marea humana que baja de los buses a devorar todo lo que sea posible comprar y que espera ser atendido rápidamente pues supone que tienen todo listo: sandwiches, galletas, diarios, bebidas, té, café, y dulces varios. Craso error. No al menos en este terminal sureño en que cinco muchachas conversaban animadamente entre ellas y sólo atendía la chica de la caja que despues de recibir el dinero, entregaba ella mismo lo comprado al feliz pasajero que partía raudo a subirse al bus. ¿Qué hacian las otras 5 muchachas? Pues ..., conversar entre ellas!. Despues de minutos de larga espera, llega mi turno y antes que el bus se pusiera nuevamente en marcha, rápidamente hice mi pedido : un té y un café, por favor. La muchacha me mira, luego calmadamente mira hacia atrás y me dice : "Va a tener que esperar que hierva el agua ..." Antes que el bus cierre sus puertas ya estoy arriba murmurando un : ¡Dios te guarde!

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