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Avancé por el pasillo del bus y quise sentarme en un asiento desocupado que estaba al lado de la ventana. Al lado, en el asiento que da al pasillo, una mamá con su pequeño retoño de 4 o 5 años. El chico al verme exclamó : "Mamá! se va a sentar el Sr. Barriga!!
Sonriendo, pedí permiso y durante unos 30 minutos del viaje soporté las gracias del pequeño como contornearse, patalear, revolcarse, gritar y otras diabluras que su madre soportaba con estoicismo o con la calma propia de las nuevas mamás : que haga lo que quiera. Al llegar a mi destino, pedí permiso y el chico nuevamente exclamó : "Mamá! se va a bajar el Sr. Barriga!"
Esta vez alcancé a escuchar los retos de su madre pero también pequeñas risas de algunos pasajeros. Descendí riendo del bus y luego de grandes bromas y risas familiares, me hice el propósito de comenzar prontamente una dieta extra.
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