No, no estaba terminando de bailar una cueca. Tampoco estaba imitando el saludo a lo matador, de Marcelo Salas. Simplemente al pasar del comedor a la cocina mis pies resbalaron sobre el aún piso húmedo de la cocina cayendo hacia adelante con todo el peso del cuerpo sobre mi rodilla derecha. A consecuencias del dolor puedo asegurarles que sí, que existen los burros verdes y de todos los colores inimaginables. Y aquí estoy, con antiinflamatorios y cuatro días de reposo. Debo todavía hacerme algunas radiografías que espero no encuentren nada más que moretones. Al perder el equilibrio y terminar en el suelo uno se pregunta ¿que fue lo que pasó? ¿cómo pasó todo tan rápido? Mal no debo sentirme, total grandes personajes, como el Rey Juan Carlos de España, también se han caído y lo que es peor frente a las cámaras. Yo al menos, lo hice en privado. Risas no hubo.... habría sido como mucho ¿no?
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