El maestro llegó temprano y se puso a trabajar inmediatamente en las piezas que ya estaban listas en el segundo piso. El caos había comenzado justamente el día anterior, moviendo muebles, trasladando camas y petacas, embalando de cada habitación todo aquello que debería volver a su sitio una vez que cada pieza estuviera lista. -Poner piso flotante es fácil y rápido, -nos había dicho el maestro. Lo que no sabíamos era que la casa se convertiría en un completo desorden, tanto en el segundo como en el primer piso. Afortunadamente tenía permiso laboral y aunque como ayudante no soy muy bueno, era necesario estar ahí colaborando para que la colocación de piso flotante en las habitaciones terminara dentro de lo presupuestado. Lo que no estaba presupuestado era el cansancio, los dolores musculares, de espalda, de rodilla, pero gracias a Dios, mi esposa y yo, aprovecharemos este fin de semana para descansar.... y para seguir desembalando, limpiando y ordenando. Uff, ni que nos hubiéramos mudado de casa!!
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