Una leve llovizna caía en Annecy cuando el tren TGV partió con destino a París. Tras cuatro horas de un cómodo viaje llegamos, pasado el mediodía, a la Gare de Lyon. Tras bajar, subir, bajar, subir, bajar y bajar escaleras, (no todas las estaciones de metro de París tienen escaleras mecánicas para las combinaciones de líneas) llegamos finalmente a destino. Un almuerzo de reencuentro con nuestro hijo, un intercambio de experiencias y novedades y luego, a dar un pequeño paseo de día domingo. Por ser primer domingo del mes, los museos tienen entrada liberada y decidimos, aunque fuera poco tiempo, volver a visitar el Museo del Louvre, distante tan sólo unas pocas cuadras. No es fácil ir directo a un lugar aquí en París. Hay tanto que ver y al estar sin prisa bordeando el Sena, en vez de llegar en 10 minutos, se llega fácilmente una hora después. Es lo que nos pasó: llegamos tarde. Hicimos la fila, pasamos el control de ingreso y al querer ingresar a las salas, se nos dice que el horario de visitas ha terminado y debemos salir. En fin, decidimos seguir paseando y recorrer la Rue Rivoli. Entrada la noche, de vuelta, nos detenemos en el Pont Neuf para una fotografía nocturna de París, con su torre iluminada. Regresamos a la rue Dauphine y nos disponemos a descansar. Mañana iremos a Rouen, distante a unos 120 kms al norte de París iniciando la que será, nuestra última semana en Francia. ¡Que pena! Buenas Noches!
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