Hoy hemos decidido navegar y tomar un tour hasta la isla de Mechuque, donde nos estarán esperando con un rico curanto en hoyo. El tour comienza en Castro y afortunadamente llegamos justo a tiempo para comprar los dos últimos cupos y subir al bus que nos llevará hasta Dalcahue, lugar de partida de la navegación. El día está despejado y el mar no se ve muy tranquilo, pero el catamarán (al fondo de la foto) es grande y cómodo y nos permite salir a cubierta para tomar fotografías del trayecto. La primera parada será en Tenaún para visitar su hermosa iglesia y luego continuamos navegando, en un mar cada vez menos cariñoso, hasta llegar finalmente a la hermosa isla de Mechuque donde no hay iglesia pero sí los clásicos palafitos. Acá todo está dispuesto para mostrarnos cómo se prepara el curanto en hoyo y como se van colocando los productos sobre las piedras calientes. Luego de una media hora, ya estamos degustando un exquisito curanto. A las cinco de la tarde iniciamos el regreso, esta vez el mar está más agitado y por el oleaje, la idea del Titanic ronda en nosotros tras cada subida y bajada de nuestra embarcación. Si el catamarán se mueve así nos imaginamos cómo se moverán las pequeñas embarcaciones de la fotografía y que también viajan a Mechuque. En el trayecto de regreso pudimos ver, -por fin, las famosas toninas que navegan al encuentro del catamarán. Es un hermoso viaje para apreciar la naturaleza esta vez desde el mar, un poco más agitado que el realizado el año pasado hasta la isla Chelín pero Mechuque tiene su encanto y vale la pena ir a conocerlo. A las ocho de la noche ya estábamos de regreso en Castro. Un día redondo.
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