No me gusta mucho el verano. El excesivo sol y el calor no van mucho conmigo, aunque sean perfectos para unos días de playa o de piscina; tampoco me gusta la languidez que produce un día asoleado y el calor que obliga a secarse una y otra vez el molesto sudor... prefiero por lo tanto, días más templados y sin altas temperaturas. Lo bueno eso sí, es que en esta estación encontramos abundante fruta, fruta nacional, que se caracteriza por su dulzor y calidad, aunque sabemos que la buena fruta chilena se va, en un gran porcentaje, al exterior, quedando en el país, en la mayoría de los casos, una fruta de segunda selección. Hace dos años, en un supermercado en París, las cerezas chilenas estaban a casi 70 Euros el Kilo. ($49.000 aprox). Al menos aquí la fruta está al alcance de todos y mi pecado es consumirla quizás en exceso, pero ¿quién se resiste a estas hermosas frutas dispuestas en la mesa? Yo, no puedo. Imposible!!
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