Un olvido ... un regalo!

Hace unos días fuimos invitados a pasar un fin de semana fuera de Santiago, en el Hotel Viña Monasterio, con piscina temperada y excelente gastronomía del Restaurant Juan y Medio, en Rinconada de Los Andes. Entusiasmados, aceptamos la invitación y a medida que preparábamos la maleta me iba dando cuenta que salir, antes era más fácil; sólo bastaba llevar algunos útiles personales y listo. Hoy, la cosa es muy distinta, pues a los útiles personales ahora hay que agregar un sinfín de cosas: el tomapresión, el tomaglicemia, los remedios de la mañana, de la tarde, de la noche, las vendas, los unguentos dermatológicos y ... la lista es larga. Fue un excelente fin de semana, de esos que uno quisiera volver a repetir. El problema fue que al llegar de vuelta a Santiago, nos dimos cuenta que ese "sinfin de cosas" las habíamos olvidado en el hotel. Contactados con la recepción fuimos ayer sábado a retirarlos personalmente para así, disfrutar nuevamente de la excelente gastronomía del lugar. El sacrificio es sacrificio. ¿no?  Agradecimientos al personal del hotel que nos tenía ya embalados nuestros objetos personales.
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