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domingo, 18 de septiembre de 2005

Entre una pizza y una empanada

Sinceramente prefiero las empanadas. Y no es por que hoy sea 18 de septiembre. De hecho me gustan todo el año, pero en septiembre adquieren un sabor extra : el sabor familiar. Quien con una empanada en la mano no se pone a recordar las ricas empanadas que preparaba su abuela, su madre, su tía o su suegra? Todas a lo mejor con los mismos ingredientes, quizás dosificados en forma diferente pero con un ingrediente común: la preparación rebosante de cariño por esa prole que llegaba a devorar toda preparación gastronómica a su alcance. Me dirán que también se puede preparar una pizza con cariño.Si, es cierto. Pero no se compara al trabajo de preparar empanadas. ¿Cuantas lagrimas derramadas por esos kilos de cebolla? ¿Cuanto esfuerzo, en amasar la harina ?¿Cuanto tiempo sacando y colocando empanadas soportando el calor del horno? Posiblemente hoy muchos prefieren comprarlas antes que prepararlas.Lo entiendo, es mas fácil. Pero aunque tenga que llorar por picar cebolla, yo me quedo con el sabor familiar. Lo siento, me gustan las empanadas hechas en casa!

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