Por los altavoces, el conductor del metro anunció la próxima estación; al llegar, el tren se detuvo normalmente, abrió sus puertas y numerosos pasajeros descendieron, por lo que al fin pude encontrar un asiento libre y sentarme aún cuando sólo faltaba una estación para mi destino. El metro demoró su partida. Por los altavoces del carro se escuchó esa odiada frase de "Srs. Pasajeros. Permaneceremos detenidos en esta estación por más tiempo de lo habitual y reiniciaremos nuestra marcha dentro de algunos momentos". Hasta ahí es lo habitual. Lo extraño fue que agregara "debido al reciente temblor". En el interior del carro, todos nos miramos extrañados. ¿Habíamos escuchado bien? ¿un temblor?. Rápidamente todo el mundo se pegó a sus celulares intentando saber más sobre el reciente sismo. Al llegar a la próxima estación, esta vez hay precipitación en la salida hacia los distintos buses de transbordo. Pregunto a una guardia de metro si realmente hubo un temblor. Aún temblorosa solo me dice y repite que fue muy fuerte. Al llegar a casa me entero de los detalles en sonido e imagen, a través de la TV, del reciente sismo 6.9 en el puerto de Valparaíso. Un sismo que no sentí ni viví. Un sismo del cual sólo me enteré por la prensa.
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1 comentario:
Tantos sismos, una gran seguidilla de sismos
no puede ser normal.
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