Esos dos días en Rouen pasaron volando. Al tercer día, a las 09:00 de la mañana ya estoy en la estación para tomar el tren de vuelta a París y tomar el vuelo de regreso a Chile fijado para esa misma noche. Por los altoparlantes se anuncia la llegada de un tren directo, un tren que exige un pago adicional. El próximo tren a París sale al mediodía por lo que asumiré el riesgo y me subiré simplemente. Con un fuerte abrazo me despido de Bernardo no imaginando que por esas cosas de la vida, perderíamos contacto y pasarían 30 años antes de volver a vernos. Ya en el trayecto, vino la revisión de pasajes y muestro mi EurailPass. El conductor lo acepta pero me pide el pago adicional que había sido anunciado en la estación. La verdad es que yo no tenía más dinero pues había guardado mis últimos francos para almorzar y cenar en el aeropuerto y eso sería todo. Le explico que es mi ultimo día en Francia, que voy al aeropuerto........... y que no tengo dinero para el pago adicional. Después de examinar mi pasaje aéreo, gentilmente me libera de la multa no sin antes decirme. -Buen retorno y la próxima vez me paga. La verdad es que si hubiera pagado, ni juntando las distintas monedas que me fueron quedando en los viajes, libras esterlinas, pesetas españolas, liras italianas y dracmas griegos habría podido hacer algo. Ya en Paris, almuerzo en un pequeño restaurant a orillas del Sena y paso toda la tarde en el Louvre como última actividad de mi estadía en Francia. A las 11 de la noche ya estoy en el avión añorando llegar pronto a mi país prometiéndome volver algún día.
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3 comentarios:
Perdón pero no entendí lo de las distintas monedas ...
Hoy los países de la Unión Europea tienen una moneda común, el Euro. Antes, había que convertir el dinero, generalmente dólares, en la moneda del país que uno iba a visitar y siempre iba quedando un remanente, monedas sueltas que ya no servían en otro país.
Bonitos recuerdos.
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