Pasé cuatro días fuera de casa muy bien atendido. Hasta con desayuno en la cama, ¿qué me dicen?. Después del muy temprano aseo matutino, sólo debía esperar a que el desayuno me fuera gentilmente servido para luego disponer de toda la mañana para mí. Leer el diario, dormir, escuchar radio o ver televisión se convirtieron en mis actividades favoritas. Al mediodía, creo que en años no había almorzado al mediodía, un menú muy sano, nutritivo y balanceado me daba las energías suficientes para dedicarme el resto de la tarde a una extensa siesta la que era interrumpida para dar paso a unas suaves onces mientras veía algún partido de fútbol internacional el que terminaba justo a la hora de la cena, la cual me devolvía las energías perdidas. Sí, fueron cuatro día muy bien atendido. Claro que hubo insomnio, dolores, fiebre, pinchazos y esas cosas, pero lo mejor de todo fue que hoy me dieron de alta y ya regresé a casa con medicamentos y mucho reposo. (continuará)
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