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domingo, 19 de diciembre de 2010

¿El burro o el reno?

Pronto será navidad. Luces y música navideña se ven y se escucha en todas partes y pareciera que cada día se impone Christmas en desmedro de la Navidad. La publicidad promueve imágenes en que la nieve cae suavemente mientras pasa el trineo de Santa con sus alegres renos comandados por Rudolph, el de la nariz roja. Nuestras casas, cada vez más adornadas e iluminadas al estilo de países nórdicos nos está diciendo que la globalización significa superposición de culturas. No es que esté en desacuerdo con las luces, los adornos o las imágenes de Santa Claus, Papá Noël o del Viejito Pascuero en los techos de muchas casas chilenas. No, sólo que esta forma de celebrar entrega otro espíritu, el espíritu de Santa. En una película norteamericana todo el mundo habla de navidad, del espíritu de navidad y se desea feliz navidad. Si embargo, falta algo más, algo más importante, porque el verdadero espíritu es otro y muy distinto. En esas películas nadie habla del verdadero centro de toda esta fiesta: el nacimiento de Jesús. Y con el farandulero reno relegan al olvido a nuestro humilde burrito de Belén. Que el pesebre, ubicado en un destacado lugar, nos señale lo realmente importante en esta fiesta para que Jesús pueda nacer en el corazón de cada uno de nosotros. A mí, el humilde burrito de Belén me ayuda a recordarlo.

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