¡Qué rápido pasa el tiempo! En las noches, una vez apagada la luz, cual conejo en la oscuridad lograba deslizarse cada noche a través de un pequeño forado en la red de su cuna hasta la cama matrimonial, buscando sigilosamente, el pecho materno. Tras algunos años lo ví preparándose a partir, cargando su auto con sus cosas, abrazando a su llorosa madre y emocionado padre, despidiéndose de su querido hermano dispuesto a emprender su vida en su departamento de soltero..... todas las redes de todas las cunas se rompen algún día.
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