Como en una conocida canción de Mireille Mathieu, esa tarde dijimos adiós a Atenas y emprendimos el largo viaje de regreso, primero en tren, hasta el puerto de Patras, luego en ferry hasta Brindisi, y de allí nuevamente en tren hasta Roma donde descansaríamos un par de días después de este agotador viaje. Lo que no se había podido conocer de Roma, en la primera visita por temas de horarios y cupos, se aprovechó de visitar en esta vuelta, como la Capilla Sixtina y el Museo del Vaticano. También nos hicimos el tiempo para volver a la Fontana Di Trevi que ya nos había cumplido con eso de volver a Roma, así es que si queríamos un futuro nuevo regreso, debíamos echar nuevamente otra moneda en la fuente, cosa que por supuesto hicimos muy confiados. (En lo personal ese nuevo regreso se me cumpliría 30 años más tarde, junto a mi esposa). Al día siguiente y a la hora prevista ya estábamos arriba del tren que nos llevaría de vuelta a Francia. ¡Arrivederci Bella Roma!
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2 comentarios:
Hermosa capilla
Así es. Vale la pena la larga espera con esa enorme fila de personas esperando ingresar. Imperdible!!
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